JOSÉ RAÚL PÉREZ :: FOTOGRAFITURA

  • Inicio
  • Obra
    • Mundoengañoso, 2017
    • Imago mortis, 2014
    • Temascal, 2002
    • Filmoteca imaginaria, 1999
    • Tarot chilango, 1996
    • Fosa común, 1994
  • Curaduría
    • Palacio de la Escuela de Medicina >
      • Indicios, de docentes de la Licenciatura en Ciencia Forense, UNAM
      • Entrelíneas difusas, de Mayra Cano
      • Corpsonante, de Alethia Alfonso
      • Síntomas, de Duilio Rodríguez
      • La ida, de Teresa Olabuenaga
      • Geografías ocultas, de Mariana Gruener
      • Coleccionar / Pensar, de Marianna Dellekamp
      • Tonalli, de Patricia Lagarde
      • Testimonio de una curación, 20 años, de Gilberto Chen
  • Semblanza
    • En breve
    • CV completo
  • Crítica
  • Contacto
  • Inicio
  • Obra
    • Mundoengañoso, 2017
    • Imago mortis, 2014
    • Temascal, 2002
    • Filmoteca imaginaria, 1999
    • Tarot chilango, 1996
    • Fosa común, 1994
  • Curaduría
    • Palacio de la Escuela de Medicina >
      • Indicios, de docentes de la Licenciatura en Ciencia Forense, UNAM
      • Entrelíneas difusas, de Mayra Cano
      • Corpsonante, de Alethia Alfonso
      • Síntomas, de Duilio Rodríguez
      • La ida, de Teresa Olabuenaga
      • Geografías ocultas, de Mariana Gruener
      • Coleccionar / Pensar, de Marianna Dellekamp
      • Tonalli, de Patricia Lagarde
      • Testimonio de una curación, 20 años, de Gilberto Chen
  • Semblanza
    • En breve
    • CV completo
  • Crítica
  • Contacto

geografías ocultas
mariana Gruener

Imagen

Geografías ocultas
El quirófano es un espacio vedado para las personas comunes, pertenece a los dominios del cirujano. Cuando el paciente entra

en él, es para ser inmediatamente sedado, privado de su conciencia. Experimenta, así, un paréntesis existencial: para él hay un

antes y un después de la intervención quirúrgica, no un durante. Se trata de un limbo donde el espacio y el tiempo quedan

​suspendidos. Paradójicamente, para el paciente la estancia en el quirófano implica un momento de paz, de una paz transitoria e

inconsciente; de igual manera, supone para él un tiempo en el que se libera del dolor.

 
Para el médico, en cambio, el quirófano tiene implicaciones muy distintas. Es un espacio de trabajo, donde pueden presentarse

momentos decisivos que exijan de todos sus conocimientos y habilidades. Espacio de tensiones —frecuentemente relajadas por

bromas e ironías que para los oídos ajenos a ese ámbito seguramente resultarían crueles—, el objeto de actividad del cirujano es

un cuerpo vivo y, por lo tanto, imprevisible: por más rutinaria que sea una cirugía, la posibilidad de una complicación está

siempre en el horizonte.

 
La cámara es un objeto extraño en el espacio esterilizado del quirófano. Testigo silencioso, no participa, simplemente observa.

Pero en su afán de no ser solamente una observadora, sino una participante, Mariana Gruener se impuso a sí misma la

disciplina de acompañar al paciente y los médicos durante todo el proceso de las intervenciones quirúrgicas que registró para el

proyecto Geografías ocultas. Se propuso no entrar y salir, sino estar presente de principio a fin, entendiendo que de esta manera

las imágenes resultantes de esas extensas horas de trabajo no reflejarían encuentros casuales, sino verdaderos momentos de

excepción.

 
La concentración del médico, metaforizada, a su vez, por la concentración de la luz sobre el área del cuerpo intervenida, queda

plasmada en los claroscuros de Gruener, también concentrada en la producción de imágenes que más que documentar,

​sugieren, y más que estetizar, abstraen lo esencial de un proceso.

 
Las geografías características del coto vedado que es el quirófano dejan de ser, de esta manera, ocultas, y se convierten en

geografías reveladas por la mirada de la artista que las hace, a la vez que comprensibles para el lego, sugerentes para el

​especialista.


​ 
José Raúl Pérez, curador

​
Imagen
Imagen
Imagen

Proudly powered by Weebly