Coleccionar / Pensar
1/8 Intervenciones a la colección del Museo de Medicina
… notoriamente no hay clasificación del universo que
no sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple:
no sabemos qué cosa es el universo.
J. L. Borges
no sea arbitraria y conjetural. La razón es muy simple:
no sabemos qué cosa es el universo.
J. L. Borges
El presente proyecto consiste en una suma de voces que, convocadas y concitadas por Marianna Dellekamp, serán reunidas
por la propia artista para establecer un punto de vista personal. Se trata, así, de una obra en proceso, colaborativa, que
solamente verá su forma final al cabo de ocho semanas, cuando la exposición concluya.
A partir de una selección de objetos pertenecientes al acervo del Museo de Medicina y que esperan encontrar un lugar —los
objetos que no lograron completar el camino a las salas de exhibición y las vitrinas—, Dellekamp especula en torno al hecho de
que dichas piezas solamente pueden ser investidas de valor y consideradas como parte de la colección al ser mostradas al
público.
Así, en palabras de la artista, el proyecto “reflexiona en torno a la identidad del objeto cultural, entendiendo por identidad al
conjunto de rasgos o informaciones que lo individualizan y distinguen”.
Como parte de la especulación que en años recientes Dellekamp ha hecho en torno al sistema del arte, en particular al
coleccionismo y la institución pública, “el proyecto sugiere un análisis crítico de la colección para revisar la acción misma de
coleccionar, entendiendo el coleccionismo como una práctica por medio de la cual se generan y articulan múltiples enunciados y
significados”.
Pensar / Clasificar, sentenció en el título de uno de sus libros Georges Perec, y en él afirma sufrir un vértigo taxonómico: “Mi
problema con las clasificaciones es que no son duraderas; apenas pongo orden, dicho orden caduca”, dice.
Coleccionar / Pensar, afirma por su parte Dellekamp, matizando con esa expresión el hecho de que el coleccionismo no implica
solamente el establecimiento de taxonomías, sino su concreción en objetos materiales que les dan cuerpo. La colección es un
orden que también caduca: lo hace cada vez que se modifica, se reordena, que se le agrega o retira un elemento. Una colección
finalmente presentada al público es, así, una utopía: la de que un grupo de objetos representa todo un universo.
Pero, volvamos a Perec: “Todas las utopías son deprimentes porque no dejan lugar para el azar, la diferencia, lo diverso. Todo
está puesto en orden y el orden reina. Detrás de cada utopía hay siempre un gran diseño taxonómico: un lugar para cada cosa y
cada cosa en su lugar”.
Marianna Dellekamp invita en este proyecto a un distinto curador cada semana, para que cada uno realice su propia lectura de
un conjunto de objetos dado. Así, periódicamente el espectador atento encontrará una exposición que es la misma, pero es otra,
una muestra que, como el río de Heráclito, cambia incesantemente, y que en este cambio encontrará su identidad final. La
autora propone, de esta manera, la reconciliación de la utopía con el azar.
José Raúl Pérez, curador
por la propia artista para establecer un punto de vista personal. Se trata, así, de una obra en proceso, colaborativa, que
solamente verá su forma final al cabo de ocho semanas, cuando la exposición concluya.
A partir de una selección de objetos pertenecientes al acervo del Museo de Medicina y que esperan encontrar un lugar —los
objetos que no lograron completar el camino a las salas de exhibición y las vitrinas—, Dellekamp especula en torno al hecho de
que dichas piezas solamente pueden ser investidas de valor y consideradas como parte de la colección al ser mostradas al
público.
Así, en palabras de la artista, el proyecto “reflexiona en torno a la identidad del objeto cultural, entendiendo por identidad al
conjunto de rasgos o informaciones que lo individualizan y distinguen”.
Como parte de la especulación que en años recientes Dellekamp ha hecho en torno al sistema del arte, en particular al
coleccionismo y la institución pública, “el proyecto sugiere un análisis crítico de la colección para revisar la acción misma de
coleccionar, entendiendo el coleccionismo como una práctica por medio de la cual se generan y articulan múltiples enunciados y
significados”.
Pensar / Clasificar, sentenció en el título de uno de sus libros Georges Perec, y en él afirma sufrir un vértigo taxonómico: “Mi
problema con las clasificaciones es que no son duraderas; apenas pongo orden, dicho orden caduca”, dice.
Coleccionar / Pensar, afirma por su parte Dellekamp, matizando con esa expresión el hecho de que el coleccionismo no implica
solamente el establecimiento de taxonomías, sino su concreción en objetos materiales que les dan cuerpo. La colección es un
orden que también caduca: lo hace cada vez que se modifica, se reordena, que se le agrega o retira un elemento. Una colección
finalmente presentada al público es, así, una utopía: la de que un grupo de objetos representa todo un universo.
Pero, volvamos a Perec: “Todas las utopías son deprimentes porque no dejan lugar para el azar, la diferencia, lo diverso. Todo
está puesto en orden y el orden reina. Detrás de cada utopía hay siempre un gran diseño taxonómico: un lugar para cada cosa y
cada cosa en su lugar”.
Marianna Dellekamp invita en este proyecto a un distinto curador cada semana, para que cada uno realice su propia lectura de
un conjunto de objetos dado. Así, periódicamente el espectador atento encontrará una exposición que es la misma, pero es otra,
una muestra que, como el río de Heráclito, cambia incesantemente, y que en este cambio encontrará su identidad final. La
autora propone, de esta manera, la reconciliación de la utopía con el azar.
José Raúl Pérez, curador