Entrelíneas difusas
Hablar de las familias exige aprender a leer entre líneas, pues muchas veces su estructura, variables al comunicarse, sentir y
comportarse, son de naturaleza difusa. ¿Qué pasa entonces cuando esta lectura, para algunos desarrollada de forma casi
natural, se efectúa en un entorno enfermo, metafórico, delirante y donde cada uno de los miembros que conforman la familia lo
interpreta de manera particular?
Quiero entender a las familias, en específico a aquellas abatidas por la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Encuentro en ellas
afinidad e interés por el simple hecho de su similitud con mi familia de origen. Para ello, asistí a diversas entrevistas efectuadas
por terapeutas a grupos familiares en los que alguno de sus miembros presentaba estos padecimientos. En el proceso, fui
coleccionando aquellas frases en las que encontré afinidad y resonancia.
Aquellas voces que narraban su experiencia sensible de la patología me parecían más cercanas, emotivas y eminentemente
reveladoras. Si bien el conocimiento psiquiátrico que encontraba en los libros clarificaba muchas de las inquietudes que he
tenido respecto a la enfermedad mental, fue la afinidad, en tanto sensibilidad respecto del padecimiento, lo que me conectó con
ellas.
Mediante mi obra, deseo representar la necesidad de entender a la patología mental desde la familia, donde la voz de cada uno
de sus miembros emerja más allá del discurso psiquiátrico, que si bien clarifica, resulta ininteligible si no se pasa por el tamiz de
lo sensible. En este sentido, utilizo dos estrategias estéticas y discursivas que parten de la premisa de buscar leer las
entrelíneas del discurso médico psiquiátrico para intentar encontrar en ellas fisuras hacia lo sensible.
En la primera serie de piezas, selecciono libros de psiquiatría de los cuales borro de manera manual el contenido de algunas de
sus páginas, y solo dejo aquellas palabras que conformen frases expresadas por los pacientes. Es como encontrar los resquicios
de sus identidades fragmentadas.
En el segundo grupo empleo igualmente los libros de psiquiatría, pero en este caso intervengo todo el contenido de varias de
sus páginas para escribir en ellas, a manera de susurros, las frases expresadas por los familiares.
En ambas series de piezas las hojas aparecen rugosas, desgastadas, en ocasiones rotas, pues para mí el ejercicio de borrar
manualmente los libros representa el desgaste mismo que debe ejercerse sobre la familia para que esta pueda finalmente
expresar aquello que lleva a cuestas.
Mayra Stella Cano
comportarse, son de naturaleza difusa. ¿Qué pasa entonces cuando esta lectura, para algunos desarrollada de forma casi
natural, se efectúa en un entorno enfermo, metafórico, delirante y donde cada uno de los miembros que conforman la familia lo
interpreta de manera particular?
Quiero entender a las familias, en específico a aquellas abatidas por la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Encuentro en ellas
afinidad e interés por el simple hecho de su similitud con mi familia de origen. Para ello, asistí a diversas entrevistas efectuadas
por terapeutas a grupos familiares en los que alguno de sus miembros presentaba estos padecimientos. En el proceso, fui
coleccionando aquellas frases en las que encontré afinidad y resonancia.
Aquellas voces que narraban su experiencia sensible de la patología me parecían más cercanas, emotivas y eminentemente
reveladoras. Si bien el conocimiento psiquiátrico que encontraba en los libros clarificaba muchas de las inquietudes que he
tenido respecto a la enfermedad mental, fue la afinidad, en tanto sensibilidad respecto del padecimiento, lo que me conectó con
ellas.
Mediante mi obra, deseo representar la necesidad de entender a la patología mental desde la familia, donde la voz de cada uno
de sus miembros emerja más allá del discurso psiquiátrico, que si bien clarifica, resulta ininteligible si no se pasa por el tamiz de
lo sensible. En este sentido, utilizo dos estrategias estéticas y discursivas que parten de la premisa de buscar leer las
entrelíneas del discurso médico psiquiátrico para intentar encontrar en ellas fisuras hacia lo sensible.
En la primera serie de piezas, selecciono libros de psiquiatría de los cuales borro de manera manual el contenido de algunas de
sus páginas, y solo dejo aquellas palabras que conformen frases expresadas por los pacientes. Es como encontrar los resquicios
de sus identidades fragmentadas.
En el segundo grupo empleo igualmente los libros de psiquiatría, pero en este caso intervengo todo el contenido de varias de
sus páginas para escribir en ellas, a manera de susurros, las frases expresadas por los familiares.
En ambas series de piezas las hojas aparecen rugosas, desgastadas, en ocasiones rotas, pues para mí el ejercicio de borrar
manualmente los libros representa el desgaste mismo que debe ejercerse sobre la familia para que esta pueda finalmente
expresar aquello que lleva a cuestas.
Mayra Stella Cano